內容簡介
內容簡介 VIDA Y OBRA DEL SANTO Se ha tachado a Montfort de rareza, de exageración, de extravagancia. Es la objeción que oponemos gustosos a todo el que nos deja muy atrás en la senda que debemos seguir; objeción que a menudo es sino la confesión de nuestro poco celo, de nuestra negligencia, de nuestra cobardía en el servicio de Dios; objeción que en el siglo XVIII, quizá que más que en otros tiempos, había de aparecer en el espíritu y en los labios de muchos. Se ha dicho que, por su modo de vivir y de obrar en todas las cosas, el Beato Montfort no fue de su época; esto es innegable. A no ser por las fechas, que se oponen a ello, tomársele de buena gana por un compañero de San Francisco de Asís o de Santo Domingo; como ellos, llevaba el amor de Jesucristo y de su cruz hasta la pasión, hasta una especie de locura; era, como ellos, gran taumaturgo; émulo del primero en el amor de la pobreza, y del segundo por su celo en propagar la excelente devoción del santo Rosario. Pero, precediendo de buena fe, debe reprochársele como crimen el no haber sido de su siglo? No debe, al contrario, imputarse la falta de esa desemejanza, de ese desacuerdo, a su mismo siglo, que fue el siglo del jansenismo, del galicanismo, de los enciclopedistas, siglo que se personificó en Voltaire y que había de terminar con la sangrienta Revolución de 1793?..